martes, 27 de septiembre de 2016

Barón Samedi & Mama Bridgitte

Una pareja de esposos peculiares, él vino de la antigua áfrica y ella de irlanda (aun que muchos creen que viene de Inglaterra). Se asentaron en Haití traídos y liberados por antiguos esclavos.
Ambos son sumamente encantadores, ella es compasiva y coqueta, aunque suelta más improperios que un cosaco y es sumamente lujuriosa, pero solo con aquellos que son capaces de aguantar el picante de los pimientos que pasa por sus genitales (que ningún humano puede soportar). Su esposo es alto y delgado, vestido alegremente con guantes blancos y sombrero de copa, ni la media calavera que usa sobre su cabeza disminuye sus encantos con las mujeres, de las que no discrimina humano o espíritu por igual; sin embargo cuidado con enamorarse de él, ya que siempre regresa a su amor, a su esposa, donde duerme cada noche (cuando ella se lo permite). 

Ambos esposos controlan el inframundo, con un humor macabro, improperios y lujuria. Son propensos a las fiestas, donde él fuma un puro, mientras ambos toman ron (ella con pimienta y picante). Él es quien decide quien se muere, para ello cava la tumba del difunto, sin embargo si se rehúsa a cavar, el enfermo no muere, sin importar lo grave que pueda ser la lesión. 

Una cosa que pocos saben es que ambos esposos pueden sanar las enfermedades crónicas o incurables, por muy desfavorable sea el diagnostico ellos pueden curar todas las cosas de este mundo y del siguiente con una magia antigua que destila por sus dedos huesudos, pero todo tiene un precio, por eso hay que ver que están dispuestos a pagar por ser sanados, ya que el daño lo recibe todo el Barón, que como es inmortal no morirá y Mamam Bridgitte siempre está dispuesta a sanarlo, con el tiempo. El daño nunca lo ha de recibir Mama Bridgitte, ya que el Barón no se perdonaría el que su mujer sufriese algún dolor, y le corresponde a ella la tarea de curar lo que su esposo arrebató de este mundo.

Si los invocas a travez del sexo, de la lujuria, del baile y de la fiesta puede que los encuentres de buen humor suficiente como para que te ayuden. Pero si los encontraste de mala, harán que pagues en esta vida o en la siguiente, sin importar el tiempo que haya pasado ellos te encontrarán. Que viva la fiesta, que viva el amor, que viva el sexo y que viva la muerte, la última que ríe siempre.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

El marinero

Para desgracia de mi madre descubrí mi pasión por navegar, y para desgracia de mi padre siempre soñé con la libertad, por lo que la piratería fue el resultado más bien natural de mis ambiciones. 
Nací en el siglo XVIII, en España, en la provincia de Toledo, en el pequeño barrio de Montalbán. Era el único hijo del gobernador, que a su vez era el obsesivo hijo de un noble venido a menos junto a una gitana, hecho que la familia de mi bisabuelo nunca perdonó. Mi madre en cambio era una mujer hecha y derecha que aceptó el matrimonio porque fue la única propuesta que recibió cuando ya se había resignado a vestir santos; su familia tenía ascendencia noble y estaban dispuestos a pagar una generosa dote con tal de sacarse a la solterona. Mi vida transcurrió más bien normal entre institutrices, escuelas dominicales y aprender el oficio de gobernador, hasta que cumplí los 12 años. 

En ese momento conocí a Jhon, a quien mi padre tomó a su cargo como ayudante de cocina. Jhon era un inglés sin apellido, sin una pierna y con una gran cicatriz que cruzaba su pecho de lado a lado, del que basta decir que me salvó la vida. Creo  de forma fehaciente que esa es la única razón por la que mi padre lo mantuvo en su empleo cuando comencé a seguirlo a todos lados, aunque será por siempre un misterio porque lo empleó en primer lugar. De Jhon aprendí a soñar, me enseño de las tormentas y el mar, de islas de fantasía y tesoros enterrados. Me contó de las aguas donde cantan las sirenas y se ahogan los marinos, de las mujeres foca del Virreinato del Perú, los hombres jaguar, los tambores de los esclavos, y un sin fin de otras historias. 

Llené mi cabeza con una idea romántica de libertad y a los 15 partí de casa rumbo al mar. Mis comienzos fueron bastante humildes, basta decir que tuve que sobornar a un capitán de poca monta para que me tomara como parte de su tripulación, donde trabajaba como limpiador de cubierta. Pero ni el olor a vómito pudo borrar el hedor a libertad que me proporcionaba mi nombre anónimo y el olor a mar. Trabajé durante muchos años en cubierta hasta que mi piel se transformó en cuero grueso, mis músculos delgados en fuerza bruta y mi inteligencia me permitieron ascender a primer oficial. Todo habría de cambiar ese día en un puerto anónimo del Reino de Chile, mis marinos me pagaron una mujer virgen que me recibió amarrada en el suelo de una habitación mugrienta, me llamaron sus largas trenzas negras y me perdí apenas vi sus ojos desafiantes de color negro que brillaban de odio.

Aun no se como lo hice, pero la tomé y me la llevé al bosque para nunca más volver. En esa tierra perdida de nadie construí una cabaña rudimentaria y me dedique a domarla como se hace con las bestias salvajes. Me tomó muchos años acostumbrarla a mi, pero solo una mirada para enamorarme de esa mujer que aun hoy le enseña a nuestros hijos blancos a adorar a la luna, a la pachamama (madre tierra) y a comer piñones. Sé que hoy moriré, mi mujer me lo dijo, pero le dejo al mundo 5 hijos fuertes y sanos, 3 hijas hermosas y desafiantes como su madre, y esta carta. Al que la lea espero que también se llene la cabeza de sueños, encuentre el amor con una mujer mágica y se aventure al mundo, que lo que vale en este mundo no es como se empieza, sino como se termina,

martes, 13 de septiembre de 2016

La visita de un Grim

Hay días como hoy donde el cielo se vuelve blanco, esta tan cubierto de nubes que no se ve ni rastro del azul. Sin embargo no es un blanco que anuncia pureza, como al blanco le gusta anunciarse, no. Este es un blanco impío, sucio y percudido como las almas de los seres que habitamos bajo él. Es en este día donde decidió hablarme:

"En estos días donde la gente sensible siente un frío en su espina dorsal, hay un susurro que los llama muy adentro pero que prefieren ignorar, ya que al ser del todo ilógico los obligaría a sacarse la máscara de persona normal. 
Sabes que es cierto pequeña, que me puedes ignorar todo lo que quieras pero no ignorarás el dolor que sientas cuando me vaya. Pues verás, yo nunca me voy solo, en días como hoy que salgo a trabajar me llevo conmigo la inmensidad de la pérdida y te traigo el dolor de la mortalidad. 
Por supuesto que también me puedo enojar, me enojan las guerras sin sentido porque me hacen trabajar de más y no pagan sobre tiempo. Hablando en serio pequeña, no luches cuando veas mi capa negra, eso quiere decir que ha llegado tu hora y deberé cosechar tu alma para llevarla a donde creas que corresponde...No todas las almas mueren igual, no todos los perritos se van al cielo. La capa roja es para ocasiones especiales, podríamos también llamarlo favores personales, venganzas propias y ajenas, lo que sea que me de un motivo para luchar, por que en piedra está escrito "Ellos morirán" y ahí estoy yo para esperarlos, después de muertos siempre los puedo encontrar. 
Hoy salí con mi capa blanca de conciencia tranquila, es en estos momentos que me reconforta mi trabajo, ya que como puedo traer dolor, también puedo traer paz. Lo siento pequeña por tu pérdida, pero me lo tenía que llevar, después de todo es mi trabajo. No te preocupes ahora por el mas allá."

Así partió sonriente, batiendo una mano en señal de saludo. Dejándome con la pérdida en la boca y la piel enroscada en el corazón.

PS: dedicado a Milo, te extrañaré.

domingo, 11 de septiembre de 2016

La buena acción de un muerto

En una pequeña cuidad con cielo de tormenta y lluvia torrencial se encontraron dos hombres en un paradero. Así es como el hombre sin nombre comenzó su historia que ahora procedo a transcribir.

Me puedo describir como un hombre gris, bajo, con mi traje algo anticuado, pero no pasado de moda, mi sombrero negro tipo bombin y un paraguas negro, que es tan grande como para ser usado de bastón. Hoy en día las personas no comprenden la importancia de un buen sombrero o un buen paraguas, todo es desechable (suspira). El otro hombre nunca me habría notado, a pesar de estar bajo el mismo paradero, refugiándome de la misma lluvia; soy el señor celofán, como dice la canción, puedes mirarlo de frente, pasar a su lado y nunca notar que está ahí. Pero ese día miré a ese chiquillo de 35 años, mojado, perdido y me evocó recuerdos del pasado. No preguntes que recuerdos porque no alcanzo a comprender y hace años que dejé de recordar nada. Ahora todos son hechos, en especial con toda la tecnología, déjame decirte que yo sería un gran científico, principalmente porque no siento nada mas que indiferencia, pero ese día me sentí como me siento ahora contándote esta historia: como una marioneta de un hombre vivo, y hay veces que fingir sentir algo te saca de la monotonía de sentir nada. ¿Dónde estaba?, si, perdona que me fuera por las ramas, no suelo hablar con nadie y supongo que todos tenemos cosas que decir, aunque carezcan de importancia.
Vi a ese chiquillo desvalido y no me pude contener así que me acerque y le dije: "Perdone buen hombre, pero usted se esta muriendo", por supuesto que se asustó al darse cuenta que yo estaba ahí. Sin embargo en vez de quedarse con el shock inicial, el curioso hombre se sacudió las manos en sus jeans azules descoloridos y me preguntó con un tono cansado "¿Porque cree usted eso?". Supongo que si sintiera algo, habría sentido emoción al tener mi primera conversación con un vivo en más de 100 años, pero en ese momento no sentí nada. 
Por supuesto las normas de cortesía me forzaron a responder: "Usted está muriendo porque puedo ver parte de mi en usted, sus días son cada vez más monótonos e indiferentes, ya no siente pena por su existencia, por el hecho de que nadie lo ama y está solo. Su trabajo le daba sentido a su existencia, pero ahora ya no lo llena nada. Le apuesto que si pasara un autobús su primer pensamiento sería tirarse bajo las ruedas pero eso requeriría un esfuerzo supremo de voluntad que usted está demasiado cansado para realizar". En ese momento vi como ese chiquillo temblaba frente a mi, como si algo se hubiese activado dentro de él, vi la pregunta obvia en su cara, por lo que esperaba un ¿cómo lo supo?, sin embargo solo me quedo mirando por un buen rato y luego me preguntó: "¿Y usted que cree que debería hacer?". Ese chiquillo de 35 era más sabio que yo a mis 35, si no, habría muerto de viejo y no a causa del arsénico, que por cierto libera todos los fluidos y es francamente asqueroso de limpiar, lo que no habría adivinado al tomarlo ya que con su aroma a almendras prometía una muerte dulce. Como ves hasta los venenos son engañosos. Lo siento de nuevo me fui por las ramas, él joven me preguntó y yo respondí.
"¿Sabe la diferencia entre un vivo y un muerto? Los muertos no sueñan. Los vivos tienen ilusiones, por pequeñas que sean, sueñan que la persona de sus afectos los va a corresponder, que va a haber una comida rica esperándolos en casa, que van a hacer un descubrimiento que cambiará el mundo, que ese viaje de vacaciones será suficiente para mantener la ilusión de un nuevo viaje, etc. Nosotros los muertos ya no soñamos nada, si somos afortunados de vernos ´mortales´, es decir sin un hacha en la cabeza como el pobre de Willy que en el '65, 1965, salió a caminar entre la niebla y le dio un susto de muerte a un escritor francés que luego hizo una novela donde se nos describe como fantasmas. 
No muchacho, los muertos salimos en la noche o en estos días grises para simular estar vivos, para ver si encontramos algo o alguien que nos haga sentir lo que sea, paseamos entre vosotros con la ilusión de encontrar algo que nos saque del vacío, al menos por un segundo. Mire usted lo afortunado que es de poder sentir frío. Saque las garras muchacho y permítase soñar de nuevo".

Se preguntará ahora que pasó, porque le estoy contando esta historia a una muchacha que estaba tranquilamente sentada en la plaza. Usted es especial, no trate de disimular conmigo. Pero no fue por eso que quise contarle todo esto, resulta que hoy ese hombre murió, a los 87 años, con una familia atrás y sueños sin cumplir. El no se levantará a deambular en el mundo como yo, él nacerá nuevamente para cumplir todos esos sueños que dejó atrás. Eso me reconforta a un nivel muy profundo y hace que quiera compartir la historia de nuestro breve encuentro aquel día de lluvia. 
Con esto el hombre sentado a mi lado se levantó, se tocó el sombrero con una mano y haciendo un ademán extraño como una reverencia me dijo: "Que tenga un buen día señorita. Ahora esta historia es tanto suya como mía". Y se alejó caminando, adentrándose en la niebla de ese día gris.  

viernes, 9 de septiembre de 2016

La envidia vanidosa

Ya que les contaré historias de personas reales que conviven sin saber con dioses, diosas, ángeles, demonios, y todo tipo de criaturas fantásticas sin saberlo, se me ocurrió comenzar con la de uno de mis propios demonios, ya que si no lo pongo primero me mata, figurativamente hablando claro. Por lo que me dedicare a transcribir lo que me susurra al oído.

Ella me ve como un hombre alto, rubio, enfundado en el mejor traje azul a rayas que el dinero puede comprar y unos caros zapatos café a juego. Si no lo conociera diría que se parece al modelo de los altos ejecutivos de plástico, el hombre que todas las mujeres desean y lo que todos los hombres ambicionan ser. 
Si me ves de cerca, fijamente, podía haber sido la inspiración del villano de Batman, dos caras, pero en vez de tener un lado de la cara quemado, está verde, como un cadáver que sacan del río, corrección como un hermoso cadáver putrefacto. Siempre juego a pasar una moneda de oro en una mano, y guardo una moneda de plata para ocasiones especiales, ya que la plata proteje, mientras que el oro conduce los sentimientos hacia el final deseado. Envidia, así es como ustedes me llaman en estos días, aunque en vez de ser un pecado capital, soy un demonio capital. Ahora mi belleza proviene de los antiguos días cuando solía ser un ángel, en esos días solía ser amigo de Lucifer, pero cuando a mi amigo lo desterraron del paraíso, me alegré. Ahora yo sería el más hermoso del cielo...digamos que traicionar a tus amigos no es tan bien visto en el cielo como lo es en el infierno, por lo que fui castigado y desterrado. Ahora Luc ya me perdonó, así que me deja entrar y salir. 
En uno de mis paseos por este siglo encontré a esta muchacha que puede ver cosas especiales y decidí honrarla con mi presencia y protección, aun que sea una deslenguada. ¿Protección de un demonio? Han de saber que ningún demonio es 100% malo, como ningún ángel es 100% bueno. Todos estamos ligados por nuestras propias decisiones. Solo un consejo, nunca apuestes contra mi. Saludos, y post script, son las personas las que me envidian, yo ya no tengo nada que envidiar.